domingo, 21 de septiembre de 2008

Tunguska una exploción en las antípodas.
















Aproximadamente a las siete de la mañana del 30 de junio de 1908 se oyó una enorme explosión procedente del bosque, en la región de Tungus, en Siberia. Con anterioridad a la explosión, cientos de granjeros, cazadores y pescadores de esa remota región habían informado del avistamiento de un objeto que cruzaba el cielo a una gran velocidad y emitía una luz más deslumbrante que la del propio sol. La mayoría de los habitantes de Vanovara vio la luz en el horizonte, seguida de la explosión y de una nube en forma de seta, de aspecto tenebroso.La explosión se oyó como un ruido ensordecedor incluso en la ciudad de Kansk, a unos 800 km de Vanovara; un conductor de trenes de aquella localidad llegó a detener el tren que conducía pensando que uno de sus vagones había explotado.Un gigantesco huracán se centró en el bosque de taiga y destruyó la región de Tunguska, arrancando los techos de las casas y destrozando ventanas. Enormes olas inundaron las orillas del río Angara. En Londres los barógrafos registraron alteraciones en las ondas.La explosión de Tunguska se hizo legendaria; los detalles precisos que separan los hechos de la ficción son oscuros, pero lo que sí está bastante claro es que la impresionante explosión tuvo lugar ese día en el bosque de Tunguska, o mejor dicho sobre ese bosque. Hubo que esperar hasta 1920, terminada la Revolución Rusa, para reunir una expedición y realizar una visita a la zona; la excusa fue que había que analizar un meteorito gigante que, según se pensaba, había causado la explosión.Lo que los investigadores encontraron no fue el cráter de ningún meteorito, hecho que decepcionó a la expedición, ya que poco antes los norteamericanos habían anunciado que el cráter que habían encontrado en el desierto de Arizona había sido provocado por un meteorito. La conclusión que se sacó fue que no había sido un meteorito el causante de la devastación.Con respecto a la destrucción, los investigadores encontraron que consistía en árboles caídos en el suelo y esparcidos desde un punto central. En ese mismo centro quedaban todavía ciertos materiales, lo cual sugería que la explosión se había producido justo encima.El análisis del tronco de un árbol que se hallaba en el epicentro de la explosión también mostró que después de la catástrofe los árboles aceleraron su crecimiento, lo cual implica una dosis de radiación.Las comparaciones entre la devastación producida en Tunguska y las de Hiroshima y Nagasaki son muy claras; todo lo analizado en Tunguska parece apuntar a una explosión nuclear en el aire.

Posteriores expediciones soviéticas encontraron en el suelo millares de pequeños glóbulos de Magnetita formados por el calor de la explosión, estas esferas magnetizadas de óxido de hierro junto con glóbulos de silicato con forma de bulbo o gotas quizás sean los únicos residuos del objeto que estalló sobre el área..

La extraña dispersión de la explosión, más acorde con un objeto cilíndrico; la aparente muy baja velocidad del cuerpo que explotó (menos de un km por segundo), la dispersión por tierra y árboles de los glóbulos con metales dentro y sobre todo la constatación del cambio de rumbo del objeto (realizó un zig-zag), descartan meridianamente la hipótesis de un meteorito acercándola más a algún tipo de nave voladora que tuvo algún desperfecto y estalló como causa de éstos.

Claro que en 1908 nos deja con la incógnita de quién podría estar volando sobre Siberia en una nave de motor atómico….

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